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LUSARA eran las siglas del Laboratorio y Unidad de Salvamento de Artrópodos, Reptiles y Aves, cuando era un laboratorio casero en una habitación de 2 x 3 metros, y el sueño de un adolescente, hace 30 años. Ya no nos ocupamos de esos animales, pero había que ponerle una afiliación a los primeros trabajos publicados en congresos nacionales, en 1986. El “Lusara” se quedó. El resto del complicado nombre fue a sugerencia del notario público que formalizó la constitución legal en 1995. Al momento de escribir estas líneas, la Fundación Lusara se acerca a los 15 años de existencia formal, y 22 de distancia del primer artículo publicado en una revista arbitrada internacional En su inicio, Lusara contaba con equipo improvisado: un motor de licuadora hacía de centrífuga y agitador vortex, una hielera con una resistencia y un termoswitch era incubadora, un eliminador de baterías como fuente de poder para electroforesis. Complementaban el cuadro mecheros de alcohol, una balanza de platillos, un microscopio educacional. Con todo, los resultados iniciales fueron en su momento juzgados por Linus Pauling (Premio Nobel de Química y de la Paz) como "muy interesantes". Hoy nada queda de ese equipo (aunque la vocación para improvisar nos ha permitido enfrentar situaciones imprevistas y abordar problemas complejos). Y aunque hemos remplazado el equipo casero con tecnología reciente, el deseo de investigar por encima de las limitaciones aparentes sigue siendo nuestro motor. |
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